A menos de una semana de las elecciones de la alcaldía limeña (y peruana), y menos de un año para los votos presidenciales, uno tiende a preguntarse: ¿por qué voy a votar si no estoy interesado en la política? ¿Quiénes son los candidatos? ¿Cuáles son sus propuestas? Pero la pregunta más importante que hay que hacerse es: ¿voy a asumir responsabilidad por mi elección? Cuando mi candidato la cague, ¿lo respaldaré?
Hay varias razones que respaldan el voto obligatorio. Permite que más gente exprese su opinión, es más justo. Crea un sistema electoral que involucra más a la gente. A nivel superficial, todo esto parece aceptable, pero entrando más a fondo encontramos que complica las cosas. Si todos expresamos nuestra opinión, nunca llegamos a un acuerdo y terminamos con candidatos que prometen de todo y nunca cumplen. De ahí pasamos a elecciones más justas, pero ¿qué quiere decir esto? ¿Acaso las elecciones van a ser mejor mediadas? No. Lleva a un caos total donde la gente vota por votar o por el candidato que más le simpatiza o cualquier otra razón tonta. A la gran mayoría no les importa los argumentos que presentan los candidatos, solo quieren promesas y son capaces de votar por un dictador si este les ofrece todo lo que quieren. Sólo el último punto es aceptable porque nos da a todos una voz de opinión pero con esto volvemos al tráfico de voces que no son escuchadas y, casi siempre, ignoradas.
Esto no es democracia. Aparenta serlo, pero no lo es.
El voto opcional, en cambio, es una mejor opción. Sólo votan las personas que realmente están interesadas en la política o en el ambiente político del país. Los que votan deben ser personas que están preparadas para aceptar a su candidato en las buenas y malas situaciones y, si resulta que eligieron mal, son personas que deben aceptar que eligieron mal. Prefiero que votan 30 personas que se van a aceptar su error o la responsabilidad de las elecciones que 8 millones de personas, de las cuales probablemente el 90%, no les importa por quien votar y entran decididos a viciar, votar en blanco o inclusive a jugar a la ruleta con los candidatos.
El voto opcional también elimina el sistema de promesas. La gente que va a votar va a tomar más conciencia por las propuestas que por las promesas. Si los candidatos se ven obligados a ganar sus votos apelando a que la gente vaya a votar o se registre para votar (como es el caso en Estados Unidos), entonces van a tratar de dar argumentos más sólidos en sus campañas y mejores propuestas que ir de ciudad en ciudad prometiendo para nunca cumplir.
Claro, pareciera que esto es un llamado para volver a los años de la oligarquía pero no lo es. No estoy diciendo que el voto debe limitarse. Estoy proponiendo que para votar, uno debe registrarse y aceptar las condiciones y las consecuencias que van a haber una vez que haya ido al sufragio. De esta forma, eliminamos a las personas que no están interesadas en la política y los que no quieren ir el domingo a votar. Creamos un sistema donde uno vota si quiere y para votar debe decir: "yo acepto las responsabilidades y acepto las consecuencias que pueden causar mi elección."
Sólo mediante una mejor organización del sistema electoral podemos revivir la democracia que los griegos nos trataron de dar. Sólo dándole la opción al pueblo de participar o no se puede alcanzar un mejor sistema y se puede avanzar más lejos.
Los lectores peruanos que vayan a votar este domingo les pido: si van a votar, voten por alguien que crean que valga la pena (no me importa quien sea) y una vez hecho su voto, tomen conciencia de que, si su candidato salio, fue porque uds. lo/la eligieron. Y los que vayan a votar y no les importa: no voten por votar y si van a viciar o anular su voto, les recuerdo que esos se rifan entre los candidatos (lo cual es otra razón para introducir el voto opcional).
Hay varias razones que respaldan el voto obligatorio. Permite que más gente exprese su opinión, es más justo. Crea un sistema electoral que involucra más a la gente. A nivel superficial, todo esto parece aceptable, pero entrando más a fondo encontramos que complica las cosas. Si todos expresamos nuestra opinión, nunca llegamos a un acuerdo y terminamos con candidatos que prometen de todo y nunca cumplen. De ahí pasamos a elecciones más justas, pero ¿qué quiere decir esto? ¿Acaso las elecciones van a ser mejor mediadas? No. Lleva a un caos total donde la gente vota por votar o por el candidato que más le simpatiza o cualquier otra razón tonta. A la gran mayoría no les importa los argumentos que presentan los candidatos, solo quieren promesas y son capaces de votar por un dictador si este les ofrece todo lo que quieren. Sólo el último punto es aceptable porque nos da a todos una voz de opinión pero con esto volvemos al tráfico de voces que no son escuchadas y, casi siempre, ignoradas.
Esto no es democracia. Aparenta serlo, pero no lo es.
El voto opcional, en cambio, es una mejor opción. Sólo votan las personas que realmente están interesadas en la política o en el ambiente político del país. Los que votan deben ser personas que están preparadas para aceptar a su candidato en las buenas y malas situaciones y, si resulta que eligieron mal, son personas que deben aceptar que eligieron mal. Prefiero que votan 30 personas que se van a aceptar su error o la responsabilidad de las elecciones que 8 millones de personas, de las cuales probablemente el 90%, no les importa por quien votar y entran decididos a viciar, votar en blanco o inclusive a jugar a la ruleta con los candidatos.
El voto opcional también elimina el sistema de promesas. La gente que va a votar va a tomar más conciencia por las propuestas que por las promesas. Si los candidatos se ven obligados a ganar sus votos apelando a que la gente vaya a votar o se registre para votar (como es el caso en Estados Unidos), entonces van a tratar de dar argumentos más sólidos en sus campañas y mejores propuestas que ir de ciudad en ciudad prometiendo para nunca cumplir.
Claro, pareciera que esto es un llamado para volver a los años de la oligarquía pero no lo es. No estoy diciendo que el voto debe limitarse. Estoy proponiendo que para votar, uno debe registrarse y aceptar las condiciones y las consecuencias que van a haber una vez que haya ido al sufragio. De esta forma, eliminamos a las personas que no están interesadas en la política y los que no quieren ir el domingo a votar. Creamos un sistema donde uno vota si quiere y para votar debe decir: "yo acepto las responsabilidades y acepto las consecuencias que pueden causar mi elección."
Sólo mediante una mejor organización del sistema electoral podemos revivir la democracia que los griegos nos trataron de dar. Sólo dándole la opción al pueblo de participar o no se puede alcanzar un mejor sistema y se puede avanzar más lejos.
Los lectores peruanos que vayan a votar este domingo les pido: si van a votar, voten por alguien que crean que valga la pena (no me importa quien sea) y una vez hecho su voto, tomen conciencia de que, si su candidato salio, fue porque uds. lo/la eligieron. Y los que vayan a votar y no les importa: no voten por votar y si van a viciar o anular su voto, les recuerdo que esos se rifan entre los candidatos (lo cual es otra razón para introducir el voto opcional).