octubre 19, 2010

Cómo sabemos lo que se nos dice (extensión)

En las últimas dos semanas, en mi curso de Filosofía Contemporánea, he tenido la oportunidad de retomar a uno de mis filosófos favoritos: Ludwig Wittgenstein. Leyendo y releyendo pasajes tanto del Tractatus Logico-Philosophicus (TLP) como de las Investigaciones Filosóficas (IF), he visto que temas que he tratado en mi artículo de agosto (Cómo sabemos lo que se nos dice) han sido tocados también por Wittgenstein. Debido a la alegría que me infundió ver que Wittgenstein había visto estos temas (además de mi idiotez al haberme olvidado de estos), he decidido añadir las ideas de Wittgenstein por medio de esta extensión.
Para empezar, Wittgenstein sostuvo inicialmente en el TLP que el lenguaje ers un reflejo isomórfico del mundo; o sea, el mundo y el lenguaje existían y se basaban el uno en el otro. No había ningún hecho o estado de cosa (Sachverhalt) que no existiese como una proposición lógica dentro del mundo. Sin embargo, esta idea fue rechazada en las IF debido a que la teoría de Wittgenstein hacia que el mundo fuese inhabitable porque su teoría prohibía la existencia de un hecho que estuviese más allá del lenguaje mismo. En otras palabras, buscaba delimitar el lenguaje (y el mundo) por medio del lenguaje, lo que equivaldría describir el lado exterior de una caja desde dentro de ésta.
En las IF, Wittgenstein cambia de modelo presentando al lenguaje como una base del mundo, de tal manera que éste no refleja el mundo sino, más bien, lo sustenta. Entonces, el mundo acepta una posición donde el hombre, el entendimiento, la comprensión (e interpretación (si metemos a Gadamer)) juegan un rol mucho más valioso que el simple isomorfismo mundo-lenguaje. Wittgenstein acepta que nuestro lenguaje es variable y sujeto a nuestras propias definiciones y conceptos. Esto lo vemos con ejemplos como el famoso pato-conejo, donde la imagen está sujeta a la interpretación de la persona que lo ve, pudiendo interpretar la imagen como un pato, un conejo (o, según mi profesor Pablo Quintanilla, como un dibujo sobre una hoja blanca), entre otras interpretaciones.
Pato-Conejo de Wittgenstein


Asimismo, otro ejemplo es el del escarabajo de Wittgenstein, donde éste explica que se nos pide traer un escarabajo y colocarlo dentro de una caja. Ahora, nadie puede ver dentro de la caja del otro, sin embargo, todos hablamos del 'escarabajo' como si hablasemos del mismo objeto. Lo que esto demuestra es que lo importante no es el objeto del cual hablamos sino cómo interpretamos la palabra y cómo la usamos (lo cual trae a mente lo que escribí acerca del diccionario mental). Esto lo vuelvo a comparar con Finnegans Wake de James Joyce donde cada palabra, oración y párrafo nos evoca varias imágenes, las cuales están sujetas al punto de vista del lector y no del autor, tal como decía Umberto Eco cuando hablaba del lector in fabula.
Entonces, queridos lectores, como pueden ver, Wittgenstein había desarrollado mi idea de la interpretación del lenguaje mediante la comprensión del ser humano y cómo vemos el mundo a través del lenguaje. Ahora que he vuelto a descubrir esto, quisiera dedicar mi ensayo publicado en agosto a la memoria de Wittgenstein ya que, aparentemente, influenció bastante en mi línea de pensamiento dentro de la filosofía y, para horror mío, no lo incluí en ese trabajo. Espero que con esto le haya hecho justicia.

septiembre 28, 2010

Por un voto opcional

A menos de una semana de las elecciones de la alcaldía limeña (y peruana), y menos de un año para los votos presidenciales, uno tiende a preguntarse: ¿por qué voy a votar si no estoy interesado en la política? ¿Quiénes son los candidatos? ¿Cuáles son sus propuestas? Pero la pregunta más importante que hay que hacerse es: ¿voy a asumir responsabilidad por mi elección? Cuando mi candidato la cague, ¿lo respaldaré?
Hay varias razones que respaldan el voto obligatorio. Permite que más gente exprese su opinión, es más justo. Crea un sistema electoral que involucra más a la gente. A nivel superficial, todo esto parece aceptable, pero entrando más a fondo encontramos que complica las cosas. Si todos expresamos nuestra opinión, nunca llegamos a un acuerdo y terminamos con candidatos que prometen de todo y nunca cumplen. De ahí pasamos a elecciones más justas, pero ¿qué quiere decir esto? ¿Acaso las elecciones van a ser mejor mediadas? No. Lleva a un caos total donde la gente vota por votar o por el candidato que más le simpatiza o cualquier otra razón tonta. A la gran mayoría no les importa los argumentos que presentan los candidatos, solo quieren promesas y son capaces de votar por un dictador si este les ofrece todo lo que quieren. Sólo el último punto es aceptable porque nos da a todos una voz de opinión pero con esto volvemos al tráfico de voces que no son escuchadas y, casi siempre, ignoradas.
Esto no es democracia. Aparenta serlo, pero no lo es.
El voto opcional, en cambio, es una mejor opción. Sólo votan las personas que realmente están interesadas en la política o en el ambiente político del país. Los que votan deben ser personas que están preparadas para aceptar a su candidato en las buenas y malas situaciones y, si resulta que eligieron mal, son personas que deben aceptar que eligieron mal. Prefiero que votan 30 personas que se van a aceptar su error o la responsabilidad de las elecciones que 8 millones de personas, de las cuales probablemente el 90%, no les importa por quien votar y entran decididos a viciar, votar en blanco o inclusive a jugar a la ruleta con los candidatos.
El voto opcional también elimina el sistema de promesas. La gente que va a votar va a tomar más conciencia por las propuestas que por las promesas. Si los candidatos se ven obligados a ganar sus votos apelando a que la gente vaya a votar o se registre para votar (como es el caso en Estados Unidos), entonces van a tratar de dar argumentos más sólidos en sus campañas y mejores propuestas que ir de ciudad en ciudad prometiendo para nunca cumplir.
Claro, pareciera que esto es un llamado para volver a los años de la oligarquía pero no lo es. No estoy diciendo que el voto debe limitarse. Estoy proponiendo que para votar, uno debe registrarse y aceptar las condiciones y las consecuencias que van a haber una vez que haya ido al sufragio. De esta forma, eliminamos a las personas que no están interesadas en la política y los que no quieren ir el domingo a votar. Creamos un sistema donde uno vota si quiere y para votar debe decir: "yo acepto las responsabilidades y acepto las consecuencias que pueden causar mi elección."
Sólo mediante una mejor organización del sistema electoral podemos revivir la democracia que los griegos nos trataron de dar. Sólo dándole la opción al pueblo de participar o no se puede alcanzar un mejor sistema y se puede avanzar más lejos.
Los lectores peruanos que vayan a votar este domingo les pido: si van a votar, voten por alguien que crean que valga la pena (no me importa quien sea) y una vez hecho su voto, tomen conciencia de que, si su candidato salio, fue porque uds. lo/la eligieron. Y los que vayan a votar y no les importa: no voten por votar y si van a viciar o anular su voto, les recuerdo que esos se rifan entre los candidatos (lo cual es otra razón para introducir el voto opcional).

agosto 19, 2010

Sobre la moralidad, el destino y el control que creemos tener sobre ellos

La tercera antinomia de Kant dice:
Tesis: En el mundo no solo actuan causas físicas sino también, al mismo tiempo, causas libres.
Antítesis: En el mundo no hay nada que no suceda por causas físicas anteriores.

Empecemos por la antítesis. Toda causa en el mundo, todo evento, toda ocurrencia tiene una causa. Es la relación más vieja que conocemos, la relación de causalidad. Si yo pateo una pelota, la pelota se moverá. Si uno pisa el acelerador de un carro, el carro avanzará. Si bebo cantidades inimaginables de alcohol, en algún momento me emborracharé.
La otra cara de la moneda nos dice que dentro de esta compleja relación causa-efecto, tenemos cierto grado de control, sea libre albedrío, decisiones que creemos tomar o incluso sujetos a nuestras emociones. En este caso tenemos un rol activo dentro del complejo mundo de la causalidad.
Con esto, Kant trata de explicar los diferentes niveles de la moralidad. Qué tan responsables podemos ser dentro de las acciones que se emprenden dentro del mundo. Una especia de teoría del caos o efecto mariposa, pero a corto plazo. ¿Cómo saber si, efectivamente, algo que hago puede afectar otra acción que ocurra en otro lado? Bien podría abrir una lata de frejoles y por eso la bolsa de valores se va al retrete (no que no esté ahí).
No obstante, esto crea un sentido de culpa en algún lado de la ecuación. Todo o algo siempre tiene que ser responsable. Sea una mera acción, un complejo pensamiento, químicos dentro del cerebro afectados por toxinas en el aire y llevados a cabo por impulsos eléctricos. Algo físico afecta nuestra relación con la causalidad. Algo crea ese sentido de libero arbitrio que creemos tener.
Cojamos la tesis. Cojamos la ética de Spinoza, el fisicalismo de Diderot y todas las investigaciones de los siglos XX y XXI que nos han brindado las neuro-ciencias. El mundo puede ser un conjunto de causas y efectos físicos sin necesidad del libre albedrío. No hay nada en la tesis de Kant que nos indica que es contra natura, como indica Tugenhardt. Creer en causas físicas como causas del libre albedrío es creer en un llamado al escepticismo, un llamado a la amoralidad, un llamado a creer que no somos más que seres condicionados por nuestro medio ambiente.
Todo efecto. Todo acto. Toda consecuencia. Todos son resultados de químicos, toxinas, impulsos eléctricos, el cambio del viento, la puesta del sol. Toda relación causa-efecto es el resultado de una programación siendo ejecutada, una ecuación matemática siendo llevada a cabo. Un algoritmo sin fin que se va balanceando. En cierto modo, vivimos en un universo matemático en el cual no tenemos control, no tenemos juicio moral. Lo único que tenemos es una ilusión de control, una idea de moralidad, una noción de libre albedrio. Todos estos componentes son parte de esta compleja ecuación, de este destino y de esta vida.
Estamos absueltos de todo acto que cometemos.

agosto 16, 2010

El carpe diem según Joyce

Carpe: 3ra persona singular del verbo en latín carpo del cual sacamos gozar, aprovechar, recoger, coger.
Diem: acusativo singluar de dies o, en español, día.
Carpe diem - goza el día o aprovecha el día. En la película La club de los poetas muertos, Robin Williams nos introduce esta frase. Nos deja mucho que pensar. Mucho que reflexionar. Más que nada, nos trae a mente todo lo que tenemos que hacer. Vivir un día a la vez es una tarea muy pesada, muy complicada de llevar a cabo y, cada cierto tiempo, una de las más satisfactorias. ¿Qué cosas seríamos capaces de lograr si tan solo nos quedase un día? ¿Cuáles serían los logros de la humanidad si tuviesemos tan solo un día? Y, citando a la madre Teresa de Calcutta, "qué mejor día que el de hoy".
Pero de todos los días, hay uno que recuerdo con mucha alegría, lleno de intrigas, risas, peleas, burlas, odio, borracheras, acertijos, debates y sexualidad. El 16 de junio. Qué mejor día para marcar los inicios del invierno meláncolico de Lima (o los inicios del verano en el hemisferio norte), y que mejor día para celebrar un hito de la literatura. El Ulises de Joyce nos da, hasta cierto punto, una verdadera definición del significado de carpe diem. Un día en el que todo es posible. Llorar, celebrar, preocuparse, emborracharse, trabajar, ser odiado, ser respetado, llenarse de dudas (y luego aclararlas).
La mayor obra de Joyce nos llena de las diferentes horas de Leopold Bloom, desde las 0800 horas hasta las 0200 horas del día siguiente, llevándonos por todas las fases de lo que es Dublín (e Irlanda) a inicios del siglo XX. En un día en donde se pregunta Bloom como pasar de un lado de la ciudad a otro sin toparse con un bar, todo parece posible. Y no solo dentro de la obra, sino dentro de la mente del lector, el famos lector in fabula de Umberto Eco, el cual nos permite crear nuestra propia imagen acerca de lo que transcurre dentro del Ulises.
En Sueños reales, Alonso Cueto escribe que el Ulises "es un libro que nunca termina y que realmente nunca ha empezado, que se lee desde el comienzo hasta el final pero también desde el medio, desde el final, desde todos lados, desde siempre, un libro que hizo de ese día, todos y cada uno." (2008, pág. 78). Joyce nos ha brindado la inmortalidad de un día. Nos ha demostrado que todo es posible en un día, no importa por donde empezemos y donde acabemos. Lo importante es qué hacemos y cómo lo hacemos.
Carpe diem. Aprovecha el día. Brindemos. Lloremos. Peleemos. Tomemos y completemos retos. Personalmente, buscaré cruzar Dublín de un lado de la ciudad al otro topándome con todos los bares posibles (me resulta más fácil y divertido que el problema propuesto por Joyce).

julio 16, 2010

Cómo sabemos lo que se nos dice

Los métodos de comunicación entre los seres humanos es uno de los fenómenos más interesantes e inexplicables (en cuanto a sus inicios) que hayan surgido. Esto tanto en la forma de cómo se estableció un lenguaje o cómo lograron interpretarse entre ellos o, incluso, cómo se pusieron de acuerdo en qué significaba que sonido, gesto o grito. Lo único que podemos dar por seguro es que, no importa a que tribu, sociedad o raza se pertenecía, toda comunicación se basaba en la interpretación entre los miembros de una misma tribu, sociedad o raza. Hoy en día, todavía nos vemos envueltos en los problemas de la interpretación, sea tratando de determinar el significado de una palabra en particular o tratando de entender el contexto en el cual dialogamos. Cómo interpretamos lo que se nos dice o lo que decimos es un factor grande de cómo formamos lazos de comunicación y nos volvemos animales sociales. Pero no nos interesa acá explicar las bases de la comunicación ni dar razones antropológicas de cómo y por qué los seres humanos han formado vínculos tan complicados para formar grandes sociedades. Lo que nos interesa aquí es dar una idea de cómo funciona la interpretación y, más específicamente, cómo interpretamos las palabras de acuerdo al contexto en las cuales las hemos aprendido, las usamos y las escuchamos. Para esto, voy a usar tres elementos: (i) la máxima pragmática de C. S. Peirce para establecer cómo formamos una idea absoluta acerca de un significado o concepto; (ii) un artículo de Simon Baron-Cohen y John Swettenham acerca de mecanismos SAM y ToMM; y, (iii) usaré el Finnegans Wake de James Joyce, para dar diferentes ejemplos de interpretación de acuerdo a diversos contextos. Con estos tres elementos, busco demostrar que la interpretación se da a partir de un lenguaje personal (un diccionario mental personal), donde cada palabra, concepto o significado se amolda a nuestra forma de haber entendido o aprendido a usar una determinada palabra, concepto o significado.

Comencemos entonces por introducir la máxima pragmática de Peirce, que dice: “[c]onsider what effects, that might conceivably have practical bearings, we conceive the object of our conception to have. Then, our conception of these effects is the whole of our conception of the object.”[1] Si tenemos en mente los efectos prácticos de un objeto, formaremos un concepto de ese objeto en nuestra mente, el cual representará al objeto de manera absoluta (en nuestra mente). Todo objeto del cual poseamos conocimiento de sus elementos y funciones aparecerá de manera absoluta en nuestro pensamiento. Así, cuando pienso en una silla, la ‘silla’, en cuanto objeto, aparecerá en mi mente en tanto las propiedades que yo le atribuyo. Pero, ¿qué tiene que ver esta máxima con el lenguaje? Pues, si cambiamos el objeto formado en nuestra mente por una palabra o significado, entonces, en teoría, toda palabra o significado que poseemos en nuestra mente es un concepto absoluto de esa misma palabra o significado; y este absoluto contendrá todos los significados, declinaciones, usos, contextos, etc., en los cuales puedo usar dicha palabra. Por ejemplo, si tengo en mente la palabra ‘libro’, la idea que formule acerca de la palabra ‘libro’ incluirá el significado de libro, los sinónimos, antónimos, contextos en que puedo usar dicha palabra, sus declinaciones, propiedades, tipos de libro, en fin. De igual manera, cuando aprendo lo que es un libro, aprendo todas sus propiedades, todo significado atribuido a libro, los contextos en los cuales puedo usar la palabra ‘libro’; aprendo a usar la palabra ‘libro’. Y así sucede para toda palabra que aprendamos, las cuales vamos añadiendo a nuestro diccionario mental personal. Aprender una palabra quiere decir aprender a interpretar dicha palabra, aprender a usarla, de acuerdo con el concepto que aprendí y formé en mi mente.

Por ejemplo, digamos que estoy manteniendo una conversación con otra persona, y ésta me dice: “Tengo un pato en el horno”. Deberé revisar todos los significados que tengo de cada palabra que me ha dicho, aplicarlas y adaptarlas para que se estructuren en base al contexto. En este caso, “pato” puede significar pato vivo, pato muerto, pato verde, pato silvestre, etc.; por lo que tendré que pensar “¿qué clase de pato será el que está en el horno? Si está en el horno puede estar cocinándose. Si está cocinándose, debe estar muerto.” Por lo tanto, el significado que he de atribuir a la palabra ‘pato’ en ésta oración será la de un pato muerto. Pero esto no solo ocurre con palabras. También ocurre con frases, especialmente en chistes (i.e. como el del hombre que fue al África a ‘casar’ elefantes) o en dichos (i.e. “put my foot in my mouth”).[2]

Cabría preguntar entonces, ¿cómo hacemos para entender a las demás personas? ¿Cómo nos comunicamos unos con otros? Es aquí donde entra la facultad de la meta-representación para apoyar a la interpretación. La meta-representación es una facultad que nos da acceso a la habilidad conocida como ‘mind-reading’. Esta nos permite predecir o, más bien, anticipar las posibles reacciones que una persona tendrá dentro de una determinada situación. El ejemplo más común de esta facultad es el test de la falsa creencia, utilizado en niños de 2 a 3 años para determinar en qué momento se activa esta facultad. En este experimento, por medio de dos títeres (A y B), dos cajas (1 y 2), y una canica, se determina la habilidad de los niños para atribuir creencias a otras personas o seres. Lo que sucede es lo siguiente: entra títere ‘A’ a la escena y coloca la canica en la caja 1. Se retira y, acto seguido, entra títere ‘B’, removiendo la canica de la caja 1 y colocándola en la caja 2. Títere ‘B’, entonces, sale de la escena, mientras que títere ‘A’ vuelve a entrar sin saber lo que ha ocurrido. Se le pregunta a los niños dónde buscará títere ‘A’ la canica. Los que aprueben el test dirán que títere ‘A’ buscará la canica en la caja 1, demostrando que poseen la facultad meta-representativa; y, los que desaprueben dirán que buscará la canica en la caja 2.

Esta facultad se investiga más en el artículo The relationship between SAM and ToMM: two hypotheses presentado por Simon Baron-Cohen y John Swettenham. Lo que estos dos señores postulan es que los niños, a partir de los nueve meses, empiezan a formular mecanismos de ‘mind-reading’ y empiezan a ejercer la facultad de la meta-representación. A partir de los nueve meses, los niños empiezan a formar un Shared Attention Mechanism (SAM) que es “a special purpose neurocognitive mechanism, the function of which is to identify if you and another organism are both attending to the same object or event.”[3] Lo que SAM determina es la formación de un mecanismo de triangulación en donde un niño observa o apunta a un objeto ‘x’ a raíz de ver a otra persona mirar o apuntar al mismo objeto ‘x’. En otras palabras, lo que se forma es una representación tríadica en donde se analiza la triangulación por medio del formato: “[Agent/Self-Relation-(Agent/Self-Relation)-‘Proposition’]”[4]. Entonces, un niño que ve a otra persona mirar una taza se formulará el pensamiento: “Yo veo a dicha persona ver una taza”. Sin embargo, este es un mecanismo previo al que nos interesa para esta exposición: el Theory of Mind Mechansim (ToMM). ToMM representa el desarrollo de la facultad de meta-representación en su grado más básico. Baron-Cohen y Swettenham sostienen que, a partir de los 2 años, los niños empezarán a entender estados mentales y, una vez alcanzado los tres años, formarán y atribuirán estados mentales a otras personas. Para alcanzar esto “ToMM employs ‘M-Representations’ which explicitly specify an agent’s informational relation towards a proposition.”[5] En este caso, el formato de triangulación toma otra forma en donde se percibe primero al Agent, luego el Attitude y, finalmente, la ‘Proposition’. Entonces, podemos decir, usando el ejemplo del párrafo anterior, que: Títere ‘A’ piensa que la canica está en la caja 1. Pero esto en cuanto a la atribución de estados mentales y actitudes a otras personas. Volviendo al tema de la interpretación, podemos ver que no necesariamente tenemos que usar el formato [Agent-Attitude-‘Proposition’] para describir estados mentales. También podemos usarlo para atribuir creencias de significado a otras personas. Usando un ejemplo presentado más arriba, si decimos que fuimos a cazar elefantes al África y nos responden que nunca han atendido a una bosa de elefantes, podemos formar la oración: [Yo creo que ‘ellos creen que ‘cazar’ significa contraer matrimonio’]

Podemos entonces adaptar la máxima pragmática de Peirce para atribuir nuestros significados o conceptos de palabras a otras personas, estableciendo que toda interpretación que hacemos se basa en nuestros propios significados o conceptos. Usando ToMM y la máxima pragmática de Peirce, podemos formular una teoría de la interpretación en donde nuestros significados personales son atribuidos a las palabras u oraciones que nos dicen otros. Cambiaremos el formato de [Agent-Attitude-‘Proposition’] y lo cambiaríamos por uno que exprese [Agent-Attitude-‘Meaning’]. ¿Qué sucede entonces? Pues lo siguiente. Retomemos el concepto que tenemos de ‘cazar’ y todos los significados que relacionamos a nuestro concepto en todos los contextos posibles. Este es nuestro concepto personal de lo que significa ‘cazar’. Viene entonces una persona ‘X’ y nos dice: ‘Yo me voy a cazar’. Sucede entonces que nosotros interpretamos lo dicho en el mismo formato de [Agent (Yo)-Attitude (me voy a)-‘Meaning’ (‘cazar’)]. Relacionamos, de acuerdo a este contexto todos los significados que tenemos de ‘cazar’ para corroborar que la palabra está siendo usada dentro de los parámetros y conceptos que hemos delimitado de cazar (i.e. cacería, matanza de animales, recolección de carne, etc.). La meta-representación en ToMM nos permite atribuir significados a frases, oraciones o palabras que leemos, escuchamos o escribimos de acuerdo a nuestro significado o concepto personal de cualquier palabra. Esto causaría que el mundo del lenguaje sea una mezcla de palabras y conceptos mediados por nuestro diccionario personal mental, con el cual nosotros atribuimos los significados de acuerdo con el contexto en el cual las palabras o conceptos se nos presentan. Se podría decir que usamos una especie de lenguaje personal para interpretar el mundo en relación a cómo aprendimos a interpretarlo. Hasta cierto punto esto nos puede hacer recordar a los conceptos de ‘verdad’ y ‘mentira’ en Über Wahrheit und Lüge de Nietzsche; sólo que en este caso hablamos del significado de manera extralingüística, en donde nosotros somos los que atribuimos los significados o definiciones a las palabras de manera personal.

Resumamos entonces lo que hemos visto hasta ahora. Tenemos la máxima pragmática de Peirce, modificada ésta para contener la definición de la palabra de manera absoluta. Ésta, a su vez, la hemos unida al Theory of Mind Mechanism de Baron-Cohen y Swettenham para formular una meta-representación en donde hemos cambiado la atribución de estados mentales a otros por creencias de qué quieren decir cuando usan una palabra u otra, anticipando creencias de significado. Esto nos lleva a postular que la interpretación se forma a raíz personal, por medio de cómo nosotros hemos aprendido o entendido una palabra o significado. En otras palabras, la interpretación se basa en nuestro análisis de lo que otros dicen, y cómo lo que dicen se refleja en nuestro lenguaje personal. Nosotros, de manera personal, somos los que formulamos que es lo que se está diciendo, escribiendo, escuchando y leyendo. Y, curiosamente, está interpretación no se restringe a una sola lengua sino puede darse a lo largo de varias. Lo que quiero decir es que, podemos decir o escribir algo que puede ser interpretado de diversas maneras por hablantes de diversas lenguas. Aquí es donde introducimos al señor Joyce.

El Finnegans Wake o, como es conocido por muchos lectores, la novela de ‘puns and riddles’, es famoso por ser, prácticamente, el test Rorschach de la literatura. Cada lector le da un significado diferente a lo que Joyce escribió, por lo que, no se sabe que quiso decir realmente (si es que quiso decir algo). Para este trabajo, utilizaré tres oraciones del texto. La primera (y la más sencilla), cito, es: “One eyegonblack”[6]. Por muy simple que parezca esta frase, tenemos que recalcar que contiene, al menos, tres posibles significados. Separando las palabras, puedo leer ‘one eye gone black’. Usando el concepto absoluto de las palabras que tengo y ToMM, puedo interpretar que Joyce quiere decir que ‘un ojo se oscureció’; y, si interpreto ‘black’ no solo como posible sinónimo de ‘oscurecer’, ‘negrear’; sino, también como ‘cerrar’, puedo interpretar que la frase significa que el personaje ‘guiño el ojo’. Asimismo, también puedo interpretarlo como ‘one eye one black’, en este caso interpretando ‘black’ como negro o, en otras palabras, golpeado, queriendo decir entonces que al personaje lo habían golpeado en el ojo. Pero esta frase no se detiene en el inglés. En el prólogo del texto, se hace la siguiente interpretación: “it is a request by one speaker for the other to wait a moment (German, Ein Augenblick, “one moment,” literally “one eyeblink”)”[7]. En este caso, tendríamos que tener un diccionario alemán mental para poder comprender y dar ésta interpretación. Podemos ver entonces que en esta frase, ‘black’ a tomado diversos significados e incluso la frase misma a tomado un significado en una lengua extranjera, la cual hemos tenido que corroborar con nuestro diccionario mental y usar ToMM para decidir cuál de estas tres interpretaciones se asemeja más a lo que Joyce quiso decir.

Pero, aparecen otros juegos de lenguaje involucrando el latín en donde “Burrus y Caseus” intentan derrocar a la ensalada César. En este caso, se necesita de un diccionario mental familiarizado con el latín y los productos lácteos, a la vez que una habilidad para los juegos de palabra como el ejemplo de ‘casar’ y ‘cazar’. Dentro del pasaje 161.15-166.02[8], se indica la historia de Burrus y Caseus (“Latin for “butter” and “cheese”[9]) y su complot para derrocar a la ensalada. ¿Ya han logrado interpretar esto? A la vez que Joyce hace un juego de palabras con mantequilla, queso y las ensaladas; también habla de Bruto y Casio, y el plan para asesinar a Julio [ensalada] César. Aquí, usando ToMM, podemos pensar que, efectivamente, creemos que ‘burrus’ significa mantequilla y ‘caseus’ es queso. Pero, si uno sabe latín y mantiene un conocimiento básico acerca de la historia de Roma, podría haber anticipado que ‘burrus’ se refería a Bruto y ‘caseus’ a Casio. Hasta ahora, esto demuestra que, necesariamente, la interpretación se basa en los conceptos o significados personales que tiene uno.

Pero para poder interpretar significados tan complicados y, hasta cierto punto, ocultos como los presentados por Joyce, debemos tener un absoluto de cada palabra mucho mayor para poder incluir en su definición conceptos relacionados al latín o alemán. Pero, obviando esto último, las interpretaciones dadas dentro de un mismo lenguaje prueban incluir el significado de la palabra de manera absoluta, permitiendo que el autor de la interpretación sea yo (el lector) y no el autor de la novela el que decida que quiere decir o cómo quiere que lo interpreten. Lo mismo pasa con Rayuela de Julio Cortázar, donde es el lector el que decide como interpretar y llevar a cabo la lectura de la novela y no el autor de la novela. Se puede ver entonces que, dentro de esta teoría de la interpretación, hay espacio para el concepto de lector in fabula que postula Umberto Eco, dónde es el lector quien decide cómo llevar a cabo la lectura de la obra. Pero para poder alcanzar esto, necesitamos de la máxima peirciana para hacernos de los conceptos absolutos o definiciones absolutas de las palabras y de ToMM para poder aplicar nuestras definiciones personales a lo que otros nos intentan decir. Sucede, pues, que cada individuo es personalmente responsable de entablar comunicación por medio de la interpretación. Por eso, cuando alguien no se hace entender, no se debe a que está hablando o comunicándose erróneamente. Significa que no lo entendemos porque nosotros no podemos aplicar nuestros significados personales a lo que dice porque no encontramos la manera más coherente o factible de organizar las palabras que nos son dichas.

Veamos el último ejemplo del Finnegans Wake. “All the vitalmines is beginning to sozzle in chewn and the hormonies to clingleclangle, fudgem, kates and eaps and naboc and erics and oinnos on kingclud and xoxxoxo and xooxox xxoxoxxoxxx…”[10] Joyce, en este caso, no se hace entender. Se requiere un conocimiento específico de lo que quiere decir para poder siquiera aplicar ToMM aquí. No se entiende porque nosotros no podemos descifrar o hacer sentido de lo que dice. No es parte de ningún absoluto encontrado en nuestro diccionario mental. Ahora, para una persona familiarizada con la cocina y jerga irlandesa, fácilmente puede hacer sentido de la última parte de la oración, descifrando “steak and peas and bacon and rices and onions on duckling and cabbage and boiled protestants”[11]. Hablo de cocina porque, obviamente se está hablando de los ingredientes de una cacerola; y jerga ya que ‘protestants’ es otra forma de decir papas (burlándose de la muerte en la hoguera de protestantes durante la inquisición del Medioevo).

Vemos, entonces, que hay significados demasiado específicos para ser contenidos dentro de la definición o concepto absoluto que tenemos de la palabra. Por ende, si no tenemos la palabra de manera absoluta en nuestra mente, no podemos usar el ToMM, no podemos atribuir significados por medio de la meta-representación porque no sabemos que exactamente se quiere decir. Esto es lo que ocurre cuando nos desentendemos con otra persona. Su definición de una palabra no se conecta de manera alguna a nuestra definición de la misma palabra, por lo que, no podemos interpretarlo y nos quedamos incomunicados. Entonces, no es que podamos recurrir a la máxima pragmática o la meta-representación de manera independiente. Necesitamos, es necesario, que se dé la primera para que podamos acceder a la segunda. Sin un concepto o definición absoluta de la palabra, no podemos usarla para atribuir creencia de significado a otras personas.

El tema de la interpretación es uno difícil de solucionar. Lo que he propuesto no es una solución a los problemas de la interpretación, sino un mecanismo por el cual podríamos dar con la respuesta de cómo se llega a interpretar el lenguaje y cómo esta interpretación se da a escala personal. Necesitamos saber usar las palabras que poseemos en nuestro diccionario mental. Necesitamos saber que queremos decir cuando las usamos, cómo debemos usarlas y en que contexto las vamos a encontrar. Una vez conocido esto, sabremos usar las palabras de nuestro diccionario mental para lograr entablar una conversación con otra persona y, finalmente, interpretarla, aunque sea bajo nuestros propios términos.

En el análisis final, vemos que la máxima pragmática de Peirce puede ser adaptada para referirse al lenguaje en términos de concepto, significado y palabra absoluta. Usando la máxima, aprendemos y aprehendemos significados y definiciones para formar y expandir nuestro diccionario mental. Una vez adquirido este diccionario y, tomando en cuenta el Theory of Mind Mechanism de Baron-Cohen y Swettenham, podemos empezar a atribuir creencias de significado a otros y, de esta manera, interpretar lo que se nos dice, lo que se nos lee, lo que leemos y lo que oímos. No se puede dar el caso en donde solo tengamos ToMM e interpretemos a otras personas sin poseer un diccionario mental. Necesariamente se da primero el diccionario mental y luego el ToMM para poder interpretar. Aún así, si no poseemos conocimiento o noción alguna de una palabra o significado o, inclusive, se nos da una palabra conocida en un contexto desconocido, no seremos capaces de interpretar lo que se nos está diciendo. En conclusión, para poder interpretar a las personas y formar relaciones de comunicación, necesitamos poseer un diccionario mental que contenga toda palabra que sabemos usar y ser capaces de anticipar y atribuir nuestros significados a las palabras que nos emiten otros. Sin un conocimiento de las palabras que usamos y sin la meta-representación, sería bien difícil (por no decir imposible) entablar un lenguaje o conversación y sería mucho más difícil interpretar lo que se nos quiere decir. La interpretación se da siempre bajo nuestros términos.



[1] Peirce, Charles S. – How to Make Our Ideas Clear - http://www.peirce.org/writings/p119.html

[2] El primer ejemplo es un chiste en donde el oyente confunde la palabra ‘cazar’, de cacería con ‘casar’, de casamiento; produciendo una confusión en el oyente al no saber cómo interpretar la palabra. El segundo ejemplo (“metí la pata), en inglés produce una confusión debido a que el oyente puede imaginar que, literalmente, el hablante metió su pie dentro de su boca, cuando éste quiere decir que dijo algo que no debió. Estás dos representan falacias de equívocos.

[3] CARRUTHERS, Peter and Peter K. Smith (Editors) – Theories of Theories of Mind, Cambridge University Press, 1996, Cambridge, UK, pág 159

[4] Ibid, pág. 161

[5] Ibíd. Pág. 162

[6] JOYCE, James – Finnegans Wake, Penguin Books, 1999, New York, New York, USA, pág. 16

[7] Ibid., pág XV

[8] Esta es la forma de citar pasajes dentro del Finnegans Wake indicando página y línea, de acuerdo con la primera edición del texto publicado en 1939.

[9] Ibíd. pág. XI (ver nota 2)

[10] Ibíd. Pág 456

[11] Ibíd. Pág. X (Cf. con 10)

junio 25, 2010

Nuevo domain en internet

'www.[insertarpáginaaquí].xxx'. Noten las últimas tres letras: .xxx. ICANN o Internet Corporation for Assigned Names and Numbers (Corporación de Internet por la Asignación de Nombres y Números) ha votado a favor de darle a las páginas porno su propio domain. Para los que no saben, el domain son las tres últimas siglas de una dirección de internet (i.e. .com, .org, .gov) que permiten dirigirte a una página específica o promovida por una compañia, organización o gobierno específico.
Hace algunas horas, las páginas porno han sido otorgadas la opción de presentar su propio domain. .xxx permitira a los pornógrafos a tener su propio servidor de internet y su propia rama de búsqueda. Esto llevaría a búsquedas más específicas de cierto contenido y ayudaría a filtrar páginas de una manera más general y práctica para aquellas instituciones (escuelas, iglesias, familias) que quieran evitar la aparición de este contenido en sus locales.
Sin embargo, como toda noticia relacionada con el porno, no quedan atrás las controversias. En primer lugar, la censura. Curiosamente son los pornógrafos que se encuentran en contra de este domain. Esto porque llevaría a una censura más general del material que presentan, lo cual podría llevar a una baja de los usuarios que visiten las páginas. Asimismo, los seculares y los conservadores les parece insólito que una industria que genera billones de dólares anualmente recibe éste beneficio por ser una industria 'sucia'; y, dándoles esta libertad, le daría más legitimidad a la pornografía.
Por otro lado, hay que notar que la aceptación de llevar este domain no es obligatorio. Las diferentes páginas pornográficas pueden optar por portar el '.xxx' o seguir con '.com'. Es una cuestión de si los propios pornógrafos desean ser censurados o no y, más profundamente [noten la ironía], si quieren ser catalogados en otra área más del mundo tecnológico (ya tienen su propia sala en Blockbuster y en los estantes de Polvos Azules; ahora vienen con el internet).
Al fin y al cabo, es una cuestión de censura y filtrado, como todo lo que tenga que ver con la pornografía. O se le da rienda suelta, lo cual lo hace menos atractivo si usamos psicología inversa, o se la prohíbe más, lo cual tiende a causar esa sensación de atrevimiento que es tan conocido entre los pornógrafos. La pregunta que podemos hacernos es: "¿con este domain, restringimos o le damos más libertad?"

junio 11, 2010

"You wear it well"

Una teoría un poco machista se me ocurrió hace un buen tiempo y, comparando diferentes casos, me he dado cuenta que no es una teoría tan descabellada. Se trata de una forma muy simple de averiguar si una mujer es "high maintenance" o "low maintenance"; en otras palabras, que tan propensa es a gastar dinero. Bueno, ¿cómo se averigua esto sin causar tanto escándalo o quedar como un idiota? Mirando los zapatos que ella lleva puestos.
Nuevamente, es solo una teoría. He encontrado casos que apoyan y otros que rechazan esta idea. Ésta es la siguiente: mientras más caros sean o se vean sus zapatos, más dinero se va a tener que gastar. Si es una idea machista (y disculpas a las mujeres si las ofendo) pero tiene sentido. Claro, a toda mujer le gusta verse bonita y arreglada, sin embargo, el nivel de comodidad de sus pies te dice que tan dispuesta está para verse elegante, sensual y, más que nada, atractiva.
He visto mujeres bellas portando "Converses" de 50 soles, o menos, y he visto mujeres hermosas llevando tacos y botas que podrían llegar a costar un ojo de la cara. Pero lo que más la acomode es lo que más está dispuesta a gastar. Ojo, no estoy diciendo que las mujeres sean tacañas ni que todas sean unas caza-recompensas. Estoy formulando una hipótesis que dice que, mientras más barato sea el calzado que lleva puesto, menos dinero está dispuesta a gastar porque se acomoda a la simplicidad. Tampoco estoy diciendo que las mujeres son conformistas. Es cuestión de gustos lo que decidan ponerse y, hay que admitir, es un patrón un poco notorio.
Pero, esto también puede resultar erróneo. Hay mujeres que pueden portar los zapatos más caros de la tienda y ser personas muy relajadas que lo único que buscan es felicidad sin importarles el aspecto económico. Asimismo, hay mujeres que pueden llevar sandalias todo el día y, en el momento que dan con un millonario, bueno: adiós a las chancletas.
Es un tema bien delicado. Hay que tener en cuenta que, por más que las mujeres actúen igual, todas son diferentemente especiales y tienen diversas formas de ser complacidas. Y, si les hace feliz llevar zapatos de marca como calzado barato, con tal de que estén cómodas y felices, bueno, hay que engreirlas. Como dijo Rod Stewart: "You wear them well."

mayo 24, 2010

El viaje mental

Ayer me junte con mis queridos amigos Santiago y Jorge a ver una película. Tras horas en no acordar que ver, optamos por revivir la magia de "Volver al Futuro". Todos saben la trama y para los que no, mírenla. La cosa es que me puse a pensar, y se lo comente a Santiago, que sería posible un viaje al pasado, pero de manera mental. Me explico y recalco, que esto es un thought experiment.
Digamos que están sentados cómodamente en su silla favorita. Se dan cuenta de que están tarde para clase y salen disparados de sus hogares. Bueno, simplemente diciéndose a sí mismos "Gracias a Dios no salí tarde. Volví al pasado y me pude advertir de que se me estaba haciendo tarde." El resultado hipotético sería que llegan a sus clases y se dan cuenta que han llegado temprano, por lo cual, efectivamente, viajaron al pasado, se advirtieron y por ende, llegaron temprano.
En teoría esto es posible, en práctica, bueno Einstein y varios otros han descartado la posibilidad del viaje a través del tiempo y todos dirían que estoy loco, lo cual es cierto hasta un grado. Esto se los menciono a raíz de otra película que juega con esta idea: "Bill and Ted's Excellent Journey".
Ahora, digo que esto es un thought experiment porque no hay manera como probar que en verdad han viajado en el tiempo, salvo en sus propias mentes, lo cual implica que no habría evidencia empírica de dicho viaje. Por mi lado, creo haber logrado este viaje 2 veces, aunque tampoco descarto que haya sido pura coincidencia (está bien no lo descarto pero me gusta pensar que pude lograrlo).
Pero, quizás la llave para el viaje espacio-temporal no esté en una cápsula, DeLorean o máquina del tiempo, sino dentro de nuestras propias mentes. Claro, los escritores dirán que es la imaginación, los espiritistas, que son recuerdos de la vida pasada; los filósofos, que no hay evidencia empírica y si la hay, ¿cuáles son las consecuencias?; los psicólogos, que estamos (estoy) loco; y los físicos, bueno ellos son relativistas así que no se que dirían.

mayo 18, 2010

Aburrimiento total

Me tomo cinco segundos de mis lecturas filosóficas para traerles esta meditación:
Pinpón (sí...pinpón)
El niño de cartón.
Se lava la carito
Con agua y con jabón.

A ver pues mediten eso...y sí, estoy realmente aburrido.

mayo 17, 2010

Por las vías de la política, o una política de conductores

No me acuerdo si fue en mi último o penúltimo año de colegio que mi profesor de Geografía me dijo: "Si quieres saber como funciona la política de un país, mira la situación de transporte [o tráfico automovilístico]." Pues yo veo el tráfico de lima y la única palabra que se me viene a la mente es "caos".
Peatones que cruzan cuando se les viene en gana, carros que se meten por carriles que no deben, cruzan la luz roja, no respetan las indicaciones (como "prohibido estacionar",o "prohibido voltear en "U""), gente que no respeta la policía; y la policía que no sanciona las infracciones y ni se molesta en hacerse respetar. Todo esto es un reflejo de como funciona la política peruana.
Todo el mundo hace lo que le viene en gana. Critican, denuncian, roban, actúan como les parece. Lo único que buscan es beneficiarse a ellos mismos, no al pueblo que los "eligió" para ser representados. Promesas de cambio son promesas vacías. La política ,en realidad, es el hazme-reír de las ciencias humanas. Pasar de ser un estudio y práctica que buscaba beneficiar al pueblo (de acuerdo con la democracia) a pasado a ser un juego de quién saca más plata y quién se vuelve el más ladrón y conchudo; y quién es el más vivo para salirse con la suya.
Se asemeja a un juego de "nadie sabe para quién trabaja". Toda la zona política del Perú es una batalla campal por la supervivencia. El único ganador es aquél al que no se le denuncia o enjuicia cuando su reinado termina.
Lo más triste de todo es que los políticos no tienen la culpa (está bien la tienen, pero no toda). La culpa la tiene los votadores. Son ellos los que eligen quienes los van a representar por los próximos años y son ellos los que, últimamente, gobiernan el tráfico limeño. Todos los votadores, o al menos la gran mayoría, se ven envueltos en el medio de transporte peruano, y todos de alguna forma u otra incumplen las reglas (y acá no puedo arrojar la primera piedra).
Varios pedimos y rogamos día a día que el tráfico mejore. Hasta que la política no mejore, vamos a tener que prepararnos para varios embotellamientos.