Hace ya 65 años que se encontraron, a las orillas del río Elba, las tropas estadounidenses y las tropas rusas para darse el primer estrechón de manos que marcaría el final de la segunda guerra mundial. Tras 5 años de ardua batalla, empezando con la invasión a Polonia el 1 de setiembre de 1939, y basando por el Blitzkrieg, el asedio de Moscú; pasando por las guerras africanas en el Alamein; las batalles navales del pacífico en Midway, Okinawa y la mortal Iwo Jima; Rusia, Estados Unidos, Alemania, Inglaterra y Japón se dieron de golpe en un conflicto que tomó las vidas de cerca de cerca de 60 millones.
La osadía alemana, dirigida por Hitler y su mando de Goebbels, Rommel, Himmler y otros importantes que ahora olvido; ayudada por el deseo inglés de mantener la paz a toda costa, fue la primera en actuar con el anexo de Austria e invasiones de Checoslovakia y Polonia. De igual modo, la carrera armamentista entre Alemania y Rusia fue raíz de varias tensiones, culminando en la firma del tratado Molotov-Ribbentrop que aseguraba a ambos bandos que no se atacarían a cambio de recursos.
La toma de colonias en África alertó a Francia e Inglaterra a que comenzarán a tomar acción contra Alemania e Italia, primero de manera política y luego de manera económica, ambas inefectivas. Estados Unidos, por su lado, decidió no intrometerse en un conflicto europeo, decidiendo no sacrificar más tropas por una guerra que no le interesaba, partiendo de las bajas recibidas durante la primera guerra mundial.
Tras la invasión del este de Europa, Alemania atacó a Francia de sorpresa. Rusia no podía entrometerse por su pacto político-económico con Alemania, e Inglaterra carecía de las fuerzas terrestres para contrarrestar a la Luftwaffe y Kriegsmarine, que ya estaban en posición para asediar las costas inglesas y Londres.
Para asegurarse de que Estados Unidos no participara, Alemania se alió a Japón, y el imperio del sol naciente atacó la base marina de Pearl Harbor el 18 de Diciembre de 1941. Estados Unidos automáticamente entra a la guerra del pacífico en lucha por las islas de Hawaii y para desestabilizar el apoyo japonés a la campaña europea. Inglaterra, asimismo, reforzó su marina y su fuerza aérea para retomar control del Mar del Norte y retomar sus colonias en África.
El 6 de junio de 1944, tras reuniones del alto mando inglés, canadiense y estadounidense; y con el apoyo de la rebelión francesa, 175,000 tropas desembarcaron, en el ataque anfibio más grande de la historia, en las costas de Normandía con la intención de eliminar las tropas alemanas en la región y retomar control de Francia. La franja de Falaise fue el punto clave por el cual los nazis tratarían de reforzarse. Las subsiguientes batallas, el Bulge en Europa y la captura de Hill 400 , la conquista del Alamein y la toma del pacífico marcarían el inicio de la derrota Alemana.
Sin embargo, el pivote para todo esto fue la invasión y asedio de Moscú. Desde 1940 hasta 1942, tropas alemanas y rusas lucharon constantemente en Petrogrado, Leningrado y Stalingrado para tomar control de la fuerza región más poderosa de Europa. Rusia, bajo el mando de Stalin y, tras la famosa orden 227, no cedió ni un paso de territorio ruso, botando a los alemanes de sus tierras y empezando la campaña por el control de Alemania.
No podemos obviar el encuentro de los campos de concentración judíos ni los campamentos de prisioneros. Ambos puntos de choque y tortura en lo que vendría a ser la sorpresa más devastadora de la guerra.
60 millones fueron matados durante la guerra, Rusia sufriendo la mayor parte de las bajas. El 29 de abril se rindieron las tropas italianas y las alemanas en Italia. El 8 de mayo vio la rendición de los alemanes ante los soviéticos. El 11 de mayo se rinden las fuerzas de Checoslovaquia, Polonia y finalmente, Alemania misma. En el pacífico, no se verá paz por por lo menos 3 meses más, cuando el 6 y 9 de agosto se sueltan las bombas atómicas de Hiroshima y Nagasaki.
La guerra más brutal del siglo XX ya pasó, y a pesar de que el conflicto bélico nunca podría eliminarse del mundo por un balance universal de bien y mal, es sorprendente ver que, a pesar de que varios grandes líderes políticos dicen que esperan nunca ver un conflicto tan devastador como este, ninguno de ellos esté dispuesto a soltar sus armas.
Un saludo por la gente que murió en un conflicto que quizás se haya podido evitar, y un saludo por los valientes soldados que (para meter un cliché estadounidense) dieron su vida por nosotros hoy. Y esperemos que en un futuro cercano, los líderes mundiales recapaciten y se den cuenta que sus ideologías y falta de voluntad por desarmarse podrían llevar a otra guerra devastadora (si es que ya no estamos en una).
La osadía alemana, dirigida por Hitler y su mando de Goebbels, Rommel, Himmler y otros importantes que ahora olvido; ayudada por el deseo inglés de mantener la paz a toda costa, fue la primera en actuar con el anexo de Austria e invasiones de Checoslovakia y Polonia. De igual modo, la carrera armamentista entre Alemania y Rusia fue raíz de varias tensiones, culminando en la firma del tratado Molotov-Ribbentrop que aseguraba a ambos bandos que no se atacarían a cambio de recursos.
La toma de colonias en África alertó a Francia e Inglaterra a que comenzarán a tomar acción contra Alemania e Italia, primero de manera política y luego de manera económica, ambas inefectivas. Estados Unidos, por su lado, decidió no intrometerse en un conflicto europeo, decidiendo no sacrificar más tropas por una guerra que no le interesaba, partiendo de las bajas recibidas durante la primera guerra mundial.
Tras la invasión del este de Europa, Alemania atacó a Francia de sorpresa. Rusia no podía entrometerse por su pacto político-económico con Alemania, e Inglaterra carecía de las fuerzas terrestres para contrarrestar a la Luftwaffe y Kriegsmarine, que ya estaban en posición para asediar las costas inglesas y Londres.
Para asegurarse de que Estados Unidos no participara, Alemania se alió a Japón, y el imperio del sol naciente atacó la base marina de Pearl Harbor el 18 de Diciembre de 1941. Estados Unidos automáticamente entra a la guerra del pacífico en lucha por las islas de Hawaii y para desestabilizar el apoyo japonés a la campaña europea. Inglaterra, asimismo, reforzó su marina y su fuerza aérea para retomar control del Mar del Norte y retomar sus colonias en África.
El 6 de junio de 1944, tras reuniones del alto mando inglés, canadiense y estadounidense; y con el apoyo de la rebelión francesa, 175,000 tropas desembarcaron, en el ataque anfibio más grande de la historia, en las costas de Normandía con la intención de eliminar las tropas alemanas en la región y retomar control de Francia. La franja de Falaise fue el punto clave por el cual los nazis tratarían de reforzarse. Las subsiguientes batallas, el Bulge en Europa y la captura de Hill 400 , la conquista del Alamein y la toma del pacífico marcarían el inicio de la derrota Alemana.
Sin embargo, el pivote para todo esto fue la invasión y asedio de Moscú. Desde 1940 hasta 1942, tropas alemanas y rusas lucharon constantemente en Petrogrado, Leningrado y Stalingrado para tomar control de la fuerza región más poderosa de Europa. Rusia, bajo el mando de Stalin y, tras la famosa orden 227, no cedió ni un paso de territorio ruso, botando a los alemanes de sus tierras y empezando la campaña por el control de Alemania.
No podemos obviar el encuentro de los campos de concentración judíos ni los campamentos de prisioneros. Ambos puntos de choque y tortura en lo que vendría a ser la sorpresa más devastadora de la guerra.
60 millones fueron matados durante la guerra, Rusia sufriendo la mayor parte de las bajas. El 29 de abril se rindieron las tropas italianas y las alemanas en Italia. El 8 de mayo vio la rendición de los alemanes ante los soviéticos. El 11 de mayo se rinden las fuerzas de Checoslovaquia, Polonia y finalmente, Alemania misma. En el pacífico, no se verá paz por por lo menos 3 meses más, cuando el 6 y 9 de agosto se sueltan las bombas atómicas de Hiroshima y Nagasaki.
La guerra más brutal del siglo XX ya pasó, y a pesar de que el conflicto bélico nunca podría eliminarse del mundo por un balance universal de bien y mal, es sorprendente ver que, a pesar de que varios grandes líderes políticos dicen que esperan nunca ver un conflicto tan devastador como este, ninguno de ellos esté dispuesto a soltar sus armas.
Un saludo por la gente que murió en un conflicto que quizás se haya podido evitar, y un saludo por los valientes soldados que (para meter un cliché estadounidense) dieron su vida por nosotros hoy. Y esperemos que en un futuro cercano, los líderes mundiales recapaciten y se den cuenta que sus ideologías y falta de voluntad por desarmarse podrían llevar a otra guerra devastadora (si es que ya no estamos en una).
Verdaderamente, qué linda nota. De verdad enternecedora (y sólo por si las dudas, lo digo sin sarcasmo).
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